Cuando te conocí
Caminando lentamente rumbo al puerto y
el rompeolas.
Una mañana cerca de la playa en Veracruz, caminaba lentamente rumbo al puerto y el rompeolas, bajo el típico calor de un día de verano. Me encontré rodeado de un pequeño grupo, compuesto principalmente por mujeres por casualidad. En medio de la conversación, se comentaba sobre un libro relacionado con la necesidad de un nuevo modelo femenino.
Entre todas las presentes, Verónica era la más atenta, caminaba acomodada a un lado con su falda corta de cuadros azules y rayas verdes, llevando debajo un "chor" como se acostumbra decir en la Ciudad de México, o pantalón corto, en este caso muy corto Combinaba su atuendo con una blusa sin mangas de cuello redondo en color verde.
Mientras discutíamos, reflexionamos sobre ciertas verdades que enfrentamos cuando creemos en una mentira durante mucho tiempo, y cómo la verdad puede llegar a destrozarnos. Una de esas verdades es que todos los seres vivos somos esclavos de la necesidad, y en el caso de los humanos, algunos pocos resuelven esta necesidad convirtiéndose en personas productivas, mientras que otros buscan culpar a los demás y resolverlo explotando a alguien más.
"Cuando crees mucho tiempo en una mentira la verdad te destroza."
El tema de la domesticación de las mujeres surgió en nuestra conversación, y cómo aprenden a ser damas, aunque a veces esto se interpreta como ser dominadas, una palabra que tiene su origen en la cultura romana. Quieren ser amadas y, sobre todo, sentirse protegidas, pero a menudo dan pistas falsas y no son capaces de expresar y comunicar sus sentimientos y deseos.
Las niñas buenas suelen escuchar y no hablar, guiadas por los resentimientos que marcan sus vidas. En su libro de contabilidad faltan sufrimientos todavía, y al no saber armarse emocionalmente, no pueden ayudar a los demás a amarlas ni mucho menos comprenderlas.
Han aprendido a odiar a las mujeres y han aceptado la creencia de que ser mujer es ser menos, salvo que se sea una princesa bonita con valor para algún príncipe azul. Esa es la realidad del modelo mental cultural y tradicional.
Finalmente, llegamos a la orilla de la playa, pisando la arena y sentándonos frente al mar. Algunos se acomodaron sobre la arena, mientras que otros se sentaron en un viejo árbol caído. De vez en cuando, las olas refrescaban nuestros pies.
En medio de la calma del entorno, reflexionamos sobre el código inicial del programa mental del modelo femenino y masculino, cuyas raíces se encuentran principalmente en la cultura romana. Estas han sido raíces disfrazadas de dogmas católicos y defendidas por aquellos que ignoran la realidad, los ven como "valores" universales.
Por que
el objetivo ultimo de la vida es vivir y amar.
En
palabras mas simple; Vivir bien, vivir feliz.
Hombres y mujeres tienen un programa genético que los hace diferentes y complementarios, pero su programa mental les otorga la libertad de construir un modelo de conducta que se adapte mejor a su entorno y les permita ser felices, satisfaciendo sus necesidades con calidad y gozo. Este modelo de conducta puede ser abierto y no estar restringido a un único patrón, ya que el último objetivo de la vida es vivir y amar, es decir, vivir bien y ser feliz.
Sin embargo, los mentes dominadas por programas mentales de verdades absolutas tienen como fundamento controlar la conducta, no solo en ellos mismos, sino también en los demás. De intentos de controlar a otros e imponer estos deseos a los demás surgen muchos comportamientos violentos o, al menos, agresivos.
La fe se convierte en la ignorancia de la realidad, con una visión limitada que interpreta al mundo de una forma que refuerza los prejuicios. No importa la realidad, sino que el mapa sea creído y aceptado como verdadero por todos, aunque solo se ajuste a una fantasía deseada.
La fe
viene siendo la ignorancia de la realidad
Lo malo de ser rígido e inflexible es que complica la existencia frente a un entorno cambiante y puede convertir la vida en un drama que se cumple inevitablemente hasta la muerte. Ejemplos de ello son ser la madre abnegada que sirve a su familia o, en el caso de los hombres, asumen el papel de proveedor.
Conforme la tarde avanzaba, el cielo cambiaba de color, las olas se agitaban pareciendo nerviosas y el viento soplaba fuerte moviendo el cabello de todos. Decidimos hacer una pausa y sacar alimentos de nuestras mochilas para compartirlos entre nosotros.
Verónica, distraída, comía una torta preparada con diferentes ingredientes mientras pensaba en cómo había comenzado su aventura y llegado hasta ese momento. Mientras masticaba, dijo para sí mismo: "Esto comenzó... cuando te conocí".
Esto
comenzó... cuando te conocí.
Recordó que estudiaba en la UNAM y tenía planeado seguir la carrera de informática al terminar la preparatoria. Sin embargo, el cupo para la carrera era limitado y un amigo le sugirió inscribirse en matemáticas, asegurándole que al final podría especializarse en programación. Decidió seguir su consejo al darse cuenta de que el número de solicitudes para la carrera de matemáticas era muy reducido. Esto la convirtió en una chica peculiar, ya que era una de las pocas mujeres en la facultad. Finalmente, se especializó en bases de datos y consiguió empleo en instituciones financieras, formando parte de un equipo de desarrollo en un proyecto de sistemas de análisis financiero en una casa de bolsa.
En ese equipo, era la segunda mujer y fue entonces cuando te conocí, recapacitó Verónica. Hasta ese momento, solo habían intercambiado saludos fugaces, hasta que coincidieron en una fiesta de despedida de un compañero del equipo que había sido contratado por otro banco. Verónica aprovechó la oportunidad para sentarse a su lado y no le soltó. Pasaron tiempo platicando, saliendo a comer juntos y regresando en el mismo transporte.
Durante la temporada de lluvias, caminaban lado a lado por Reforma, cuando las calles se convertían en ríos difíciles de atravesar. Se protegían bajo un solo paraguas, el suyo, y estaban muy cerca, casi abrazados. Fue entonces que ocurrió la magia de un primer beso mientras escuchaban una canción romántica con los audífonos compartidos de un celular, mientras el semáforo cambiaba de color junto a la Diana Cazadora.
Las palabras no pronunciadas eran perfectas porque se interpretaron a través de la acción y la cercanía.
Verónica volvió al momento presente, ya casi de noche, frente a la costa del puerto de Veracruz, donde las luces de los barcos y los edificios comenzaron a encenderse. Pensó en los talleres de fortaleza interior y sus contribuciones con sus conocimientos recientes de masajes con influencia oriental.
Comparó ese momento con sus anteriores ensayos fallidos de amor, especialmente aquel en el que se involucró con un hombre casado sin saberlo hasta que su enamoramiento era muy fuerte. Recordó la última vez que fueron en ese mismo lugar y las últimas palabras que no escuchaste.
"Contigo, las promesas no se cumplen. Solo las pronuncia porque tienes la fantasía, durante un par de minutos, de que tu mundo será diferente", pensó Verónica. Se levantó para alejarse, tal vez con la esperanza de que en ese momento tú la detuvieras, pero no fue así.
Sin embargo, gracias a esa experiencia, aprendió lo que no quería para sí mismo. Y gracias a haber conocido a alguien más, aprendió que lo más importante es ella misma.
Las
palabras sin pronunciar eran perfectas porque solo se interpretaron con la
acción de su cercanía.
La ultima
vez que estuvimos en este mismo lugar y las ultimas palabras que no escuchaste.
Contigo
las promesas no resultan. Solos las pronuncias por que tienes la fantasía, un
par de minutos de que tu mundo será diferente.
Y me
levante para alejarme para siempre, tal vez aun con la esperanza de que en ese
momento el me detuviera, pero no fue así.
De
cualquier manera, porque te conocí aprendí, lo que no quería para mi.
Y porque
conocí a alguien mas aprendí que lo mas importante soy yo.
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