El bien que se hace con el mal se paga
LEALTAD SI ALGUIEN TE TRATA BIEN, TU CORRESPONDES TRATÁNDOLO BIEN. Fue hace mucho tiempo que sucedió esto, en los tiempos en que el hombre aún no olvidaba el lenguaje de los animales. Ocurrió en un pueblo alejado de las pequeñas ciudades que hoy son grande urbes, donde vivía un campesino de buen corazón llamado Leandro con su esposa, una mujer muy ambiciosa llamada Carmen. Ella y Leandro vivían en una choza humilde, motivo por el cual Carmen recriminaba a su esposo diciéndole -¡Ay mi amor!, si tan sólo no fueras un simple campesino podríamos tener nuestra casita de cemento, como mi comadre Lupita; a ella ya le paro su casa el marido, porque el muy suertudo consiguió un buen puesto en la alcaldía, con decirte que ya hasta andan estrenado carroza nueva-. Y eso era el pan de cada día, pero a Leandro no le preocupaban los comentarios de su esposa, pues él veía las cosas de otro modo, sabía muy bien que el esposo de doña Lupita, la comadre de su mujer, había llegado a ese pues...