Trabajando el amor
Cierto día mientras esperaba que Daniela saliera de la oficina. A algunos pasos de la Diana cazadora, sobre la avenida reforma.
Me llamo al celular Daniela. Comentando que necesitaba mandar unos correos antes de finalmente salir. Me senté en una media luna de piedra mirando al costado de la glorieta con su fuente de agua encendida. Apenas había pasado una mujer de mediana edad, quizás no mas de 35, vendiendo paletas de leche de cabra. Como de costumbre compre varias para regalar y ayudarla.
Entonces se me ocurrió algo y le pregunte por el celular:
< ¿Te gustaría que los que no tienen un hogar, lo tuvieran? >
Ella de inmediato y segura respondió:
< Si >
Y le replique entonces:
< Y … ¿trabajarías por construirles un hogar? >
Una pausa que pareció muy larga, al parecer lo pensó bien antes de responder:
< Tal vez nunca … siendo sincera. Tal vez en el fondo solo soy una niña mala >
Su tono final sonó mas a broma que a culpabilidad y le respondí tranquilamente:
< Bueno … esa es la diferencia >
Inmediatamente ella:
< La diferencias …. ¿De que? >
Un suspiro y respondí:
< A veces el café o un te nos trae recuerdos, de ésos que vivimos en los amaneceres más bonitos de nuestra vida.. Como cuando te importa mucho un me gustas. Pero cuando maduras y te vuelves sabio, aprendes que la diferencia entre, me gusta y la amo. Es si estas dispuesto(a) a trabajar por esa persona o no >
Ella con voz melosa:
< Bebe … ya no eres el mismo, has cambiado. Es un cumplido aclaro, Te valoro por tus méritos. ¿En qué momento les decimos a nuestros recuerdos que nosotros ya lo hemos superado pero ellos no? >
Y la vi caminando a 50 metros en mi dirección, claramente hablando usando micrófono y auricular inalámbricos.
< Te mando información a tu celular, síntesis sobre el taller en lineá de administrar tiempo eficazmente para ejecutivos. .. Cuando dices, te valoro por tus méritos, quieres decir que, ¿te importo porque soy útil? >
Daniela se detuvo a unos 5 pasos y verifico el archivo en su celular. Luego dio un fuerte abrazo y susurro al oído:
< Algo así. Pero no en todas las ocasiones. A veces hay que descansar de la gente. >
Y sonrió con su cara frente a mi nariz, su pecho tocando mi cuerpo.
Algunas veces
los milagros verdaderos
son personas...
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